Sin saber cómo, busqué derramar amor a manos llevas, nadie lo recibió. Todo fue un sueño, una ilusión, un papel que antes estaba escrito y que ahora está lleno de liquid paper. Quise despertar, quise escapar, quise gritar en medio de mi silencio. Diagnóstico: Dislexia Emocional. El resultado: descubrí que no sé nada porque no puedo decir nada. El antídoto: las palabras. la receta: hacerlo cada vez que quiera convertirse en un sauce.
Lo intento... Empiezo a susurrar
mentalmente las palabras. Siguiente paso, abrir la boca y decirlo. Sin embargo,
en el camino, éstas son lavadas y planchadas. Al final, profundos suspiros sin
letras, sin sonidos, eso es lo que emito.
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